En el eterno naufragio de un planeta a la deriva, de sandeces y sandíos, resiste, un pequeño e íntegro integrante del algo que evade, de a pocos, a la nada (que nadar, pues poco). Que escriba, incluso, tiene su aquel y si, incluso (sí, otra vez), leyendo se nos encuentra su transcripción mundana de mendas y mundos pues, quizás, la victoria se persona en pelotas, mismamente y suya, mucho. Que no es pavo de moco, ni mala cosa, subrayemos. Gracias y amén, que ya no se lleva.