El Naufraguito

El fanzine que nada a mano



Historia Oficial de El Naufraguito

 

Hace muchos años estuve haciendo el servicio militar en la Capitanía General de Palma de Mallorca, que estaba en el Palacio de la Almudaina, frente a la catedral. El comedor y los dormitorios los teníamos en “Bóvedas”, así llamábamos a un recinto que estaba por allí cerca, en la muralla que está debajo de la catedral. La parte superior de esta muralla era un paseo abierto al público y los soldados estábamos en la parte inferior.

El caso es que una tarde, estando en este recinto, me cayó encima un cuaderno de 26 páginas en las que un hombre había escrito su vida. Miré hacia arriba y no vi a nadie. El cuaderno empezaba y terminaba con "Yo soy quien soy y no me cambio por nadie" y era un relato pormenorizado de su vida y sufrimientos que eran muchos. Terminaba bien. Me imaginé al autor del cuaderno como un náufrago que había llegado, victorioso y feliz, (de momento) a su isla del Caribe. Yo aún no lo sabía pero este fue el primer náufrago.

El Naufraguito nº 1

En 1987, al compañero Miquel del Grup Taca se le ocurrió publicar un boletín. Lo llamó “El Nàufrag o el rai de la Medusa” (El Náufrago o la balsa de la Medusa) en recuerdo del cuadro de Gericault. Colaboré en algunos números y en 1989 de vuelta de una excursión que hicimos a Port Lligat para ver la casa de Dalí, haciendo caravana en la autopista, me imaginé a Antonio Machín cantando en lugar de su célebre canción “Huérfano, huérfano soy...”, “Náufrago, náufrago soy, yo soy el naufraguito”, y pensé que estaría bien hacer un anexo a El Nàufrag y titularlo El Naufraguito. En el 91 El Nàufrag naufragó definitivamente y El Naufraguito continuó algún número más hasta que en Mayo del 94, con el número cinco empezó una nueva y rutilante etapa. En este número incluí el comienzo del escrito del cuaderno del primer náufrago, el tema general de este número era “Los Pilares” y trataba de los pilares de la sociedad. En septiembre, dentro del número 7 (¡Ñam, Ñam!) aparece El Mininaufraguito (que acompañará ya inseparablemente a El Naufraguito) y me llegó la noticia del segundo náufrago, Takao Sakamoto, que inmediatamente fue nombrado corresponsal en el Japón e Islas Adyacentes. En el número 8 (La mujer!) incluí un corazón de plomo y unos labios rojos, en el número 9 (El Camino) puse unas ventanas para elegir el camino y aparece el tercer náufrago, Santiago Retuerto, presidente del Club del Pin del Solsonés; en el número 10 (Contra Todo) Nietzsche nos envió su alegato contra el Estado... y en el número 12 (Krakatoa) nos escribió Ronald Reagan.

A partir de la intervención de Reagan (parece mentira pero así es) (y ahí se nota la importancia de los americanos) nos empezaron a llegar escritos de todo el mundo. Se asombrarían ustedes la gran cantidad de náufragos que hay en el planeta, desde políticos, filósofos, científicos o poetas hasta hombres comunes o amas de casa. Inaudito. Algunos escritos fueron publicados con el nombre verdadero de sus autores pero otros, dada su relevancia mundial y que en ese momento ocupaban lugares claves, nos rogaron que su escrito fuera publicado con seudónimo. 

En el número 50 (Isla Naufragio) El Naufraguito es reconocido oficialmente como Boletín Oficial de Isla Naufragio gozando de todas las prebendas inherentes a este título y para celebrarlo en las páginas centrales incluimos el mapa del Tesoro, y en el número 56 (He perdido mi alma) dábamos constancia que nos habían concedido el premio al mejor fanzine en el Salón del Cómic de Barcelona. Hemos seguido recopilando y publicando los escritos de náufragos y en el número 68 (Elvis era rubio) incluimos el testamento espiritual de Elvis, algo necesario e imprescindible para comprender los resultados del éxito y de la fama. En abril del 2011 el Salón del Cómic de Barcelona nos volvió a conceder el premio al mejor fanzine.

El número 75 lo titulamos ¡Goza, tú que vences!, queriendo animar a todos los náufragos al goce después de la desdicha cotidiana . e hicimos un poster 

que recogía las 75 portadas que presentamos y expusimos donde nos pareció conveniente.

Enrique Romero, El Molestoso (quien lo vive es quien lo goza), nos preparó una playlist de nuestro número 98, ¿Acaso alguna mujer sabe algo del hombre al que ama?, en la que eligió una hermosa canción adecuada para cada uno de los artículos de ese naufraguito. 

 En el número 100 

nos hicimos el harakiri y El Naufraguito se murió porque sabíamos que como habíamos sido buenos nos iríamos al cielo. Así fue, en el número 101 subimos al cielo pero en el 102 vimos que había cielo pero no paraíso.

Hemos realizado varias exposiciones y presentaciones y nuestro naufraguito es requerido por prestigiosas universidades españolas y norteamericanas dándonos suficientes muestras de interés y cariño.

Para cerrar el círculo de nuestra historia en el 2016 fuímos invitados por Sobrassada de Peix a presentar nuestro naufraguito en el Centro Cultural Ses Voltes, de Palma, sí, sí, el mismo lugar que indicábamos al principio de esta historia en el que hicimos el servicio militar y en que nos cayó encima el testimonio del primer náufrago, ahora reconvertido en centro cultural y preparado para acogernos de nuevo.  

 En el número 114 celebramos que El Naufraguito cumplió 30 años y se fue a vivir con su compañera. Se fue, se fue a vivir su vida. Y en el 115 le organizamos una despedida de soltero. 

Esta es de momento la historial oficial de El Naufraguito y de El Mininaufraguito y con esto queremos dar por inválidas y desacreditadas todas las demás historias apócrifas que se han publicado hasta la fecha, dando las gracias a sus autores por la fama que nos han dado. El Naufraguito sigue. El Naufraguito confía en ti. Menos es nada.